9 de julio de 2011

mmm... rosquillas

Dejando un poco de lado a Blythe,
hablemos de Fimo.

Para ver la web oficial de Fimo Click Aquí.


La comidita es mi debilidad. No me refiero a un plato de tallarines. Estoy hablando de un cupcake estampado en una telita o una sticker de dona. Cualquier impreso, imagen o estampa de comida me gana. Puedo llegar a comprar stickers, pines, frascos, cualquier cosa que tenga dibujada una hamburguesita o frutillita.
Por eso, cuando empecé con el fimo, solo quería hacer comida. 

Dulces y sabrosos colgantes y aros.

La arcilla polimerica no es para nerviosos. Hay que respirar muy profundo, lavarse bien las manos y tomarse el tiempo para modelar piezas microscópicas. Al principio parece imposible, pero poco a poco se va dejando dominar. 

Cuando descubrí a fimo en la librería del barrio creí morir de emoción. Hacia tantos años que lo venía siguiendo por la web que pensé que nunca llegaría a Argentina. Tenerlo en casa fue una revolución. A medida que lo fui domando empece a hacerme una cantidad de accesorios tan extraños que no se si me animaría a usar. 

Aros y dijes salados.

El costo de cada paquete no es muy amigable. Sale alrededor de $22. Rinde un montón si uno hace cosas pequeñas. No da para hacer un Barney violeta de 30 cm.A medida que uno va empezando se va enviciando  y necesita más y más colores. Lo cual complica la economía. Para trabajar con esta plastilina hay muchos tutoriales en la web. Por lo cual cada uno deberá buscar a su antojo. Tutoriales e imágenes aquí.
Jua.







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